La persona que contribuyo con su propio ejemplo a la difusión de los beneficios que se podían obtener por medio de la monta fue la danesa LIS HARTEL.
Ella sufrió poliomielitis siendo adulta y paso cinco años paralizada de cintura para abajo en una silla de ruedas. Gracias a su pasión por los caballos, decidió volver a montar y pocos años después gano la medalla de plata en la disciplina de Doma Clásica en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952 y en los de Melbourne en 1956.
